MIS DESPISTES

Si alguien le pregunta a un conocido que me describa, de seguro me va a poner el calificativo de "despistada". Eso es algo que le debo un poco a mi madre que una vez que viajamos a León Guanajuato y se le descompuso el topaz blanco a mi papá en Lagos de Moreno, estaba necia que quería pan porque había visto que vendían cuando en realidad era un cartel político que todo mundo conoce (menos ella). Una vez en ves de darme unas vitaminas, me dio las pastillitas que vienen adentro del frasco como conservador, luego cuando se dio cuenta me hizo que las escupiera; pues ya que, ya me las había tragado.

Casualmente mi madre es geminis igual que yo y creo que de repente somos así porque estamos pensando en varias cosas a la vez o porque no ponemos atención.

Me he metido 2 veces al baño de hombres, me he probado ropa de embarazada preguntándome porque me quedaba tan rara, me he salido de bañar sin enjuagarme el pelo, he salido con una toalla creyendo que es un sueter, he saludado a gente que ni conozco, y una vez hasta metí sin querer en broncas a un amigo porque fue a una boda de una amiga mutua y andaba con una güera planchada de cabello largo; como nos sentamos en la misma mesa con otros amigos pues si conviví un poco con la chava. Una semana después me topé al amigo en un Carl’s según yo con la misma güera y no me di cuenta que ella era realmente su novia que no sabia nada de la boda y la otra era una movida. Ni modo, pa' que andaba con dos iguales.

Pensé que al casarme se me iba a quitar porque Carlos es muy centrado y muy precavido, pero no se si se le pegó porque de repente me dice “quítate que ahí te voy”. Ha dejado las llaves de la casa pegadas toda la noche y ha viajado con su celular en el techo del carro estando lloviendo.
Pero ya cuando esas “despistadeces” se hacen junto en pareja ya es de preocuparse.

Casi recién casados fuimos hacer nuestra despensa. Llevábamos lo típico: jamón, carne, pollo, fruta etc. Saliendo de ahí nos distrajimos y nos metimos al cine. Salimos y llegamos muy tranquilos a la casa, y ya que se nos ocurrió cenar nos dimos cuenta que teníamos secuestrada la despensa en la cajuela.

Una vez cuando trabajábamos los dos en el periódico, llegamos de comer, y nos metimos en al elevador ausentes platicando como andaba nuestro día y de rato pelamos los ojos al mismo tiempo pensando que ya nos habíamos quedado atrapados cuando ni siquiera ninguno se digno a apretarle al botón, nos dimos cuenta de eso hasta que se abrió el elevador y seguíamos en el mismo piso.

Ni modo, no se si esto con la edad se acentúa pero mejor no me preocupo; o me da pena o me río y prometo ya no ser asi, y si no pues quieranme asi que al cabo mientras no ponga en riesgo a nadie, no pasa nada.