EL CERRO Y EL CIELO

A pesar del calor tan agobiante que hizo en la semana, no quise dejar escapar la oportunidad de tomarle fotos al cielo y al cerro ya que estuvo increíblemente limpio y hermoso.

Yo he intentado subir el cerro dos veces: la primera vez subí con mi amigo y roommate Javier cuando vivíamos cerca del cerro. Según nosotros ibamos a empezar a hacer ejercicio todas las mañanas antes de irse cada uno a trabajar. Recuerdo que subimos muy entusiasmados a las 7 en punto de la mañana, y a las 7:20 ya estabamos tomando desesperados un vasote con agua tirados en la sala roja en el depa que compartíamos. El segundo intento subí con una amiga y llegamos un poquito mas lejos pero no lo logramos; subimos a las 10 de la mañana y bajamos a las 4 de la tarde y las piernas no me dejaron de temblar por un buen rato.

Recuerdo que en el camino me encontré señoras y niños vendiendo tostadas con chile y uno que otro señor vendiendo naranjas. No es un camino fácil, todo estaba lleno de matorrales y piedras y solo logramos llegar hasta el antiguo y abandonado teleférico que encontramos todo rayoniado con graffiti y unas manos de cemento de cantinflas cuando visito el lugar.

Investigando un poquito (por supuesto en internet), encontré que durante la segunda mitad del siglo XX se construyó el teleférico para servir de acceso al cerro para recreación pública, pero el día de su inauguración fue también el de su clausura, ya que un trágico accidente resultó en la muerte de cuatro personas, entre ellos el Ingeniero que lo construyó, y el proyecto quedó abandonado.

Algún dia espero volver a subir, pero a como anda mi condición física no creo que logre mucho. En fin, aunque el cerro sea y se vea enorme...

...yo sé que siempre lo tendré al alcance de mi mano.