VISITA FAMILIAR



No recuerdo cuando fue la última vez que te visité, pero eso no significa que te haya olvidado. Cada día de cada semana de cada mes y de cada año pienso en tí.

Por fin estuvimos todos, bueno faltó Nestor y Carlos que para variar y no perder la costumbre, siempre están trabajando aunque sea fin de semana. El día estaba hermosísimo, las nubes parecían salidas de un cuento de Disney y el sol picaba fuerte, sobre todo a Paty que traía un gripón que luego le pegó a Domy.

El lugar a cambiado mucho, la última vez que fui no existía el pasto verde y ahora resplandece por doquier. A pesar que es un lugar sobrio se ve muy colorido y aunque suene loco e irónico, lleno de vida. Tu vecina Esperanza que siempre lucía su lugar abandonado tenía unas rosas naturales de color blanco muy bonitas, siendo que solo permiten las artificiales.

Wera no consiguió muchas flores, pero las que compró nos encantó porque reflejaban tu personalidad: simples, sencillas pero con carácter. 

Miranda quitó de polvo el lugar, Natalia y Domy fueron las encargadas de repintar tu nombre y nuestros apellidos con plumones negros. Daniel cortó el sobrante de los tallos de plástico, Wera y Pepe quitaron la tierra para colocar las flores, Ileana detuvo muy bien su paragüas, y mamá no perdió el glamour con esos lentes, sombrero y ese porte elegante que la caracteriza.

Pepe preguntó: ¿Y si Yolis nos dibuja a todos?
Paty lo apoyó: A papá siempre le gustaron mucho tus dibujos.
Todos viéndose unos con otros aprobando la idea pero también hubo advertencias.
Wera: No más no me vayas a dibujar fea porque nunca me parezco.
Yo también les advertí: Acuérdense que mis dibujos son bolitas y puntitos, así que no me exijan mucho y no me anden reclamando si no quedan bien, ok?. 

Y así empece a dibujar con el marcador indeleble negro en la lápida, mientras todos me veían dibujar al mismo tiempo que empezaron a rezar el Rosario. Wera dirigió como siempre a la banda: Todos leyeron una parte mientras yo sentía las miradas. Al voltear y ver a Pepe mostrándole su dibujo, lo vi debajo de sus lentes de sol llorar con mucho sentimiento. Natalia, Miranda, Dominika, Daniel, Ileana, leyeron parte del rosario, Pepe necesitó lentes y tomó los míos como lupa para poder leer su parte y Paty con su voz ronca y llena de tos se perdió en las letanías. Al terminar empezaron los reclamos y yo empecé a pedir perdón.


Paty me quedó como caricatura manga y fea, Miranda no le gustó para nada porque parecía niña gordita de 3 años y ella es muy alta y flaquita, e Iliana me hizo la observación muy propia que me faltó ponerle algunos kilos de más. Wera en cambio me dijo que por fin quedó bonita y Pepe me reclamó la camisa del Barza de Daniel que según él parecía camisa ombliguera y para disimularle le puse más rayas verticales. Nadie reconoció a Nestor y Carlos solo por la altura. Mamá como siempre me dijo que me quedó hermoso y la verdad fue la que mejor me salió y Domy y Natis si le gustó el resultado. Ellas también te pintaron un corazón chiquito.

Pepe mencionó que era la primera vez en mucho tiempo que estábamos todos juntos y que si no se veía mal que nos tomáramos una foto juntos, así lo hicimos pero con la condición de no subirla a las redes y mandarla a cada uno por el celular como debe de ser.

Después de reír un poco, yo tuve la sensación de que estabas ahí entre nosotros y que realmente pasa eso cuando vas al panteón, te conectas con esa energía que dejaste y extrañamos. Sentí que viste mi dibujo y lo aprobaste con tu sonrisa de lado. Recordé las tradiciones del día de muertos que nos llevabas a conocer tumbas super antigüas a media noche y que era una aventura que disfrutábamos mucho contigo; también pensé que la celebración del día de muertos está más padre si no tienes muertos que celebrar.

Paty dijo que quería platicar contigo, yo igual y nos quedamos todos en silencio un rato. Yo no podía evitar llorar, pero lo hice discretamente. Al retirarnos vimos música y mucho ambiente en algunas lápidas llenas de familias. Mientras caminamos le comenté a Paty que cuando yo partiera quiero mucho color, mucha alegría y que en el velorio cuenten anécdotas chistosas mías o vivencias padres. No es fácil ni siquiera comentarlo ya que se lo dije sin terminar frases y con monosílabas pero ella me entendió muy bien. Aunque sabemos que es lo único seguro que tenemos, asusta un poquito pensar en eso.

Nos fuimos para irnos a comer todos. Yo no quise pensar mucho en ese momento que te dejaba, mejor quise pensar que seguías entre nosotros, y así plasmé en tu visita un dibujo más como los que te dejaba abajo de tu puerta cuando iba a visitarte y no me abrías. Estoy segura que te encantó pero más te gustó vernos a todos visitarte. Te pido perdón cuando no puedo hacerlo.

Daniel ya tiene 17 años y es el único que te recuerda un poco aunque lo dejaste siendo un bebé-niño de 4 años. Miranda ahora tiene 12, Natalia 10 y Domy de 8, y aunque ellas no te conocieron en persona, les hemos contado tanto de ti que es como si te hubieran conocido y estoy segura que te quieren mucho.

De repente Paty y yo nos mandamos por whatApp la canción que tu cantabas y que nunca supimos si existía o la inventaste y que cuando la cantabas Paty y yo te hacíamos el coro, pero ahora el coro lo hacen las niñas con nosotras, como la estrofa que dice:

"Si te doy mi corazón, di que no me olvidarás, y que siempre para mi, serás mi amor,  si te doy mi corazón". 

Ese día siento que cada uno dejó un cachito de su corazón papa tí papá, porque siempre para nosotros serás nuestro amor.


Te extraño tanto papá y espero visitarte pronto aunque diario te siento conmigo.
Tu Moyete





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