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Mostrando entradas de octubre, 2018

LOS PEQUEÑOS DETALLES

Mi papá siempre nos decía que los pequeños detalles hacían la diferencia en todo. Desde preguntar un ¿cómo te fue?, ver las nubes moverse o hasta que te dejen un café en tu buró hecho con mucho amor sin esperarlo. Eso se me quedó muy grabado y creo que tenía toda la razón. En estos tiempos donde cada vez perdemos mas la capacidad de asombro, la capacidad de valorar que abrimos los ojos y nos despertamos por la mañana, un saludo, una sonrisa correspondida, apreciar la naturaleza, hablarle o que te hable un amigo para saber cómo estás y mil etcéteras más, creo que necesitamos parar y valorar y podemos empezar a ver lo que tenemos a nuestro alrededor, así tengamos problemas, estemos agobiados o la rutina nos esté matando. Ayer por ejemplo para mi fue un día muy común, un día igual que otro que se fue convirtiendo en un día especial. En la tarde fui por Domy al colegio como hago cada día (cosa que agradezco mucho porque 6 de sus 8 años casi nunca había ido por ella, siempre se había

MANEJADA SIN MANEJAR

LA MANEJADA SIN MANEJAR Ayer vi a mi buen amigo Yoch. Él sabe que no sé manejar y como él tiene relativamente pocos años que al fin se animó a tomar el volante, pues me entiende un poquito más.   Yorch me dijo que cuando yo quisiera él me enseñaba. ¿y si das una vuelta en el estacionamiento ahora? -me preguntó-, ¡Siiiii, vamos!, antes de que me arrepienta -dije emocionada- Llegando al estacionamiento vi todo oscuro. Yorch buscó el lugar más vacío de seguro para que no me chinge un auto estacionado (yo creo él pensó), así que nos fuimos al piso de abajo donde no habían muchos carros.   Me dio mucha risa y asombro que cuando le pregunté cuál era el freno y cuál el acelerador   se quedó con cara pensativa y no me decía nada.   Espérame tantito, no me acuerdo   -me dijo-.   ¡Nombre, a que buen santo me estoy encomendando! ¿¡cómo que no te acuerdas???!!!. le dije. No tan seguro me dijo que le diera despacio y ahí sabríamos. ¿Es en serio?, jajajaja. solté l

UNA HORA EN UN CAFÉ

Estoy en un cafecito de millennials trabajando y me siento muy distraída y no me puedo concentrar. He de confesar aquí entre nos que no comprendo mucho a algunos (no todos)  millennials. Yo sé que si algún millennials lee esto va acabar conmigo, y no es que esté en contra de algunos, simplemente porque creo que no encaja mi generación con la de ellos, o mejor dicho (para no meter a mi generación) mi persona con ellos. No me voy a otro lugar porque es lo más cercano que tengo mientras espero a que Domy salga del catesismo. Observo al chavo ni tan chavo que me atiende con una actitud "ME", osea sin expresión alguna. Ni triste, ni con hueva, ni con ánimo, ni con ganas, ni serio, ni feliz, más bien como zombie programado y que mal que lo esté juzgando sin conocerlo, pero no me expresa nada. El lugar pareciera que estoy en una biblioteca porque no hay ruido, solo la música de fondo es la protagonista de este lugar con una mezcla rara entre Rigo Tovar,  Los Ángeles Azules, Mon L