FESTEJO No.2

La organización de alguna fiesta es algo que siempre me ha agobiado porque nunca he sido buena para eso; pero cuando se trata de tu hija pues es algo que tarde o temprano tienes que afrontar.  El año pasado desorganizamos el primer cumple de Domy, y digo que desorganizamos porque fué todo un desastre. Yo quería fiesta ochentera en mi casa (osea como en mi infancia) pastel casero (en este caso comprado), familia, la festejadilla, chilidogs y refrescos; pero a pesar de sonar sencillo digo que fue un desastre porque fue en el patio de mi casa donde corre un aire amenazador por tener el cerro enfrente que hizo que explotaran los globos, se volaran los manteles, se tiraran los vasos y se fuera a la basura mi paciencia; para acabarla se me ocurrió hacer unos chilidogs que pueden ser sencillos de hacer, pero que ni idea tenía de como se hacían. 

Recuerdo estábamos cerca de 40 grados de temperatura y Carlos compró un toldo que se le ocurrió armar una hora antes y resulta que en el paquete no venía el toldo, solo los palos para detenerlo, así que si, fue un desmadre desorganizado que afortunadamente quedó en familia, pero lo mejor fue ver la carilla de la cumpleañera vestida de Dora la exploradora.

Este año no me salvé y voluntariamente a fuerza y después de que el Chispagel me obligó a buscar un saloncito decente con clima en el que no se nos moviera ni un pelo, decidimos festejar el segundo aniversario de Domy, pero ahora vestida de Mafalda. 

La caricatura no es nada conocida en los niños de hoy que adoran a la Hello Kitty, La Encantada, las hadas y a todas las princesas (jajaja, ni me see bien sus nombres); y a pesar que Domy no la conocía logré que se involucrara en el papel aunque al final si le preguntaba de que iba hacer su fiesta decía: "de Cars mami" (¿¿???!!). 

Los pormenores no se trataban de rescatar cosas del suelo, ni saber como se preparaban los frijoles con salchicha; sino abonar, abonar y pagar ya casi todo incluido el salón. Todo salió bien, mi familia vino directo de Saltillo a morirse de calor y acomodar 7 personas en toda la casa no fue fácil, tanto que a una de mis hermanas le tocó dormir en la cuna de Domy; pero lo más padre fue saber que haríamos con la piñatota de Mafalda después de la fiesta ya que quedó intacta y fue la huésped número 8 de mi hogar. 

Así que entre mis hermanos, sobrinos y mi mamá nos salimos al calorón y rápidamente tomamos fotos antes de caer como moscas ante la insolación de la canícula y nos divertimos mucho, tanto que al final quedó una historieta que recordará Domy para siempre.