LA OBLIGADA BENDICION
Desde que tengo uso de razón, siempre me he familiarizado con la bendición.
Desde que estábamos chicos era una obligación pedir en la noche la bendición a nuestros padres antes de irnos a dormir. Cuando mi abuelita materna venía a visitarnos desde Guadalajara, también le pedíamos la bendición. Mi abue se aventaba una maratónica y simpática oración hecha madre, empezando con la frente y terminando con la barbilla y nunca le entendí que oración rezaba porque la decía en voz baja, asi que solo se le escuchaban las "eses" y remataba con 3 simpáticas cachetadas en cada mejilla y un beso. Me dejaba de buen humor. Cuando mi papá andaba buena onda, nos la daba con mucho gusto, con un beso en el cachete y una pequeña sonrisa del lado, pero cuando estaba enojado y de neuras, ¡íngales!, el panorama cambiaba completamente, así que era toda una aventura ir a pedirla. La verdad ahora que lo pienso, éramos 3 niñas súper obedientes y buenas (o pendejas), porque aún así teníamos que ir a la recámara de ellos y pedirla. Mi hermano siempre hacía lo que quería, así que nunca se preocupó por pedirla, pero ahí íbamos siempre las tres a pedirla.
Me acuerdo que cuando vivíamos en una casa antigua; desde que salíamos de nuestra recámara ya nos estabamos poniendo de acuerdo. pasabamos un patio, la cocina, el pasillo y en el patio central seguíamos sin ponernos de acuerdo: -Tu entras primero Paty-, -no, contigo no esta enojado-, -mejor tu Yola, a ti si te saludó- y ya que nos poníamos de acuerdo, abríamos super despacito la perilla antigua que rechinaba como si hubieramos machucado un gato y como trenecito, entrabamos una detrás de la otra como si fueramos tres chinitas perdidas en un bosque. Generalmente yo era la que terminaba adelante, Paty en medio y Guera atrás.
Cuando nos acercábamos a él mientras veía la tele acostado con su geta, le decíamos con voz dulce: "La bendición papá"... Y sin voltearnos a ver alzaba su mano y hacía un símbolo que parecía todo menos una cruz, parecía que no la estaba rayando, luego nos atravesábamos rápido la cama para pedírcela a mi mamá que dulcemente no la daba y de inmediato huíamos a nuestro refugio que era el último cuarto de la casa. A veces salíamos atacadas de la risa por la hazaña que habíamos logrado, como si le hubieramos robado la miel a un oso. Así que lloviera o relámpaguiaba siempre se tenía que pedir.
Ahora cuando me quedo en el depa de mi mamá, como quiera se la pido, no se porque pero es como sentirme protegida, y ahora y sin querer se lo inculqué a Carlos, porque hasta la fecha cada noche le pido y le doy la bendición y él a mi, solo con la diferencia de que ahora ya dejó de ser toda una hazaña.
Desde que estábamos chicos era una obligación pedir en la noche la bendición a nuestros padres antes de irnos a dormir. Cuando mi abuelita materna venía a visitarnos desde Guadalajara, también le pedíamos la bendición. Mi abue se aventaba una maratónica y simpática oración hecha madre, empezando con la frente y terminando con la barbilla y nunca le entendí que oración rezaba porque la decía en voz baja, asi que solo se le escuchaban las "eses" y remataba con 3 simpáticas cachetadas en cada mejilla y un beso. Me dejaba de buen humor. Cuando mi papá andaba buena onda, nos la daba con mucho gusto, con un beso en el cachete y una pequeña sonrisa del lado, pero cuando estaba enojado y de neuras, ¡íngales!, el panorama cambiaba completamente, así que era toda una aventura ir a pedirla. La verdad ahora que lo pienso, éramos 3 niñas súper obedientes y buenas (o pendejas), porque aún así teníamos que ir a la recámara de ellos y pedirla. Mi hermano siempre hacía lo que quería, así que nunca se preocupó por pedirla, pero ahí íbamos siempre las tres a pedirla.
Me acuerdo que cuando vivíamos en una casa antigua; desde que salíamos de nuestra recámara ya nos estabamos poniendo de acuerdo. pasabamos un patio, la cocina, el pasillo y en el patio central seguíamos sin ponernos de acuerdo: -Tu entras primero Paty-, -no, contigo no esta enojado-, -mejor tu Yola, a ti si te saludó- y ya que nos poníamos de acuerdo, abríamos super despacito la perilla antigua que rechinaba como si hubieramos machucado un gato y como trenecito, entrabamos una detrás de la otra como si fueramos tres chinitas perdidas en un bosque. Generalmente yo era la que terminaba adelante, Paty en medio y Guera atrás.
Cuando nos acercábamos a él mientras veía la tele acostado con su geta, le decíamos con voz dulce: "La bendición papá"... Y sin voltearnos a ver alzaba su mano y hacía un símbolo que parecía todo menos una cruz, parecía que no la estaba rayando, luego nos atravesábamos rápido la cama para pedírcela a mi mamá que dulcemente no la daba y de inmediato huíamos a nuestro refugio que era el último cuarto de la casa. A veces salíamos atacadas de la risa por la hazaña que habíamos logrado, como si le hubieramos robado la miel a un oso. Así que lloviera o relámpaguiaba siempre se tenía que pedir.
Ahora cuando me quedo en el depa de mi mamá, como quiera se la pido, no se porque pero es como sentirme protegida, y ahora y sin querer se lo inculqué a Carlos, porque hasta la fecha cada noche le pido y le doy la bendición y él a mi, solo con la diferencia de que ahora ya dejó de ser toda una hazaña.
Comentarios
Saludos Yol que tengas un buen inicio de semana ;)
un abrazo!x)
Saludos comadre!
un beso y un abrazoo
Mi abuelita también me daba mi bendición, aún cuando era grande y me iba a trabajar, no me podia ir sin su beso y sin su bendición.
Cuenta k a mis jijos tooodas loas noches antes d dormir los lleno d bexox y k les digo k pasen wenas noches?? O_o!!
Espero k seee jejejejeje
Saludos!
Enhorabuena por el blog, está super bonitoo
buen dia amiga
L
Hace menos de dos años, la primera noche que pasé con mi actual (y accidentada) pareja, me bendijo antes de dormir, raro para un par de extraños que pasaban su primera noche juntos, justo horas después de conocerse...hoy seguimos juntos y bendiciéndonos cada noche y babeando nuestros hombros como si esa noche ( y alguna vez lo fué) fuera la ùltima...